domingo, 22 de marzo de 2009

sogas

Las sogas del deseo
Esconden la gran unión y sentido inmanente
Imágenes y proyecciones
Ay como esta en nuestras mentes
De que forma mostrar lo que no puede ser mostrado
Para compartirlo
Como llegar y luego permanecer
A la cima del si mismo
Donde se ve como todo es amor
Donde se siente que todo es amor
Para respirar el amor inmaculado
Para movernos en la danza sublime
Para encontrarnos, para volver,
Para liberarse

madurez

La madurez seria entonces el regreso a una estado introspección e acción conciente, en vez de intervención refleja escindida e instrumental, acción basada en el conocerse a si mismo y estar presente desde esa perspectiva, por sobre los mecanismos de asociación e intenciones utilitarias, el regreso a la sensibilidad compartida que da acceso a la realidad en sus formas mas verdaderas, lo sagrado del existir.

Así no se delega el poder en formas mentales colectivas que centralizan la energía sino que su flujo directo desde el interior de nosotros permite a nivel mental el descubrir la comprensión como asimilación del significado de los simbolismos que encierran aportes a este proceso de conocerse y conocer las dinámicas a través de las cuales se desarrolla la manifestación y la percepción.

Este estado de asimilación y creación no instrumental se experimenta desde que nacemos hasta que la sociedad nos enfrenta a un cúmulo de estímulos traumáticos de distinta índole frente a los cuales reaccionamos mediante dos facetas, una instintiva primaria (como reacciones al dolor, hambre, frío, etc.) y otras que consisten en mecanizaciones asociativas que constituyen posteriormente el estado de neurosis propio de la sociedad poscapitalista, y que son en definitiva imágenes mentales socialmente construidas con fuertes cargas simbólicas que por lo mismo modifican la realidad emocional y mental fuertemente.

En lo individual nos referimos a las imágenes que constituyen el si mismo descorporalizado (R.D. Laing, “El Yo Dividido”), imágenes y concepciones con las que proyectamos nuestro ser a expensas del momento presente, y que producen una “desvitalización generalizada” producida por una percepción irreal y una acción fútil, basadas en la escisión del si mismo interior y su relación directa con la realidad que se traduce en percepción real, acción significativa y el estar presente de un si mismo corporalizado y vital.

Y en lo colectivo nos referimos a la creación y validación de ideas fuerza que producen el mismo fenómeno de desvitalizacion tanto en lo personal como en lo colectivo, imágenes mentales que postergan nuestro estar presentes y a quienes les atribuimos valores (relativos o absolutos) con los cuales modificamos la realidad a nivel mental y emocional y a las cuales en el fondo delegamos nuestro propio poder creador y presente.

He ahí lo importante y trascendente de la llamada universal y transversal a todas las culturas de liberarse de este proceso, como por ejemplo, Jesús el Cristo, (tanto en los evangelios como en los apócrifos como los de Nag Hammadi) se refiere en otros términos a esta dinámica con el llamado a conocerse a si mismos y no jurar por ejemplo, En los vedas un proceso parecido se denomina “separar los sentidos de los objetos de los sentidos” liberando la mente del valor residual de esa vinculación.

Crisol de luz orgánica solar

Crisol de luz orgánica solar
Que danzas en el continuo de la materia vivificada
Canto sublime presente y distante
Distante hasia adentro
Se que lo numinoso
Lo sagradamente humano
Lo divino
Vencerá las ilusiones fugaces de la asociación
Aquellos que han ido hasta la cumbre
De si mismos
Valle inverso de jardines de aguas corrientes
Éter inmutable de claridad perenne
Asisten a quienes esperan el despertar
Dejan trazos y huellas
Que desde lo temporal apuntan hasta el infinito.

algunas observaciones (viva la revolucion del espiritu)

La unificación de la perspectiva de nuestro ser conciente permite la alineación de nuestros sistemas biológicos superiores (sistema nervioso y endocrino) produciendo que la actividad neuronal se transforme de impulsos aislados y muchas veces confrontados en un concierto armónico (comprobado por Francisco Varela al monitorear la actividad neuronal de un monje budista meditando). Esta forma natural de funcionar fija la atención no en las asociaciones que objetivizan la realidad y por ende alienan la perspectiva sino en la percepción de la unidad fundamental que constituye el tejido de la realidad en su avance continuo, basado en principios de reciprocidad y simbiosis, reconocerse en común unión con la alteridad y el medio que nos cobija, trayendo como resultado equilibrio natural y respeto como consecuente añadidura, y en vez de proyección enajenada en momentos fuera del presente por causa de la ansiedad y el miedo y las construcciones estructurales que por seguridad construimos ante ellos, amanece la ternura y solidaridad que son propias de nuestro ser, perspectiva liberadora y constructiva en la vertical interior.


La separatividad implica contextualizar, me refiero a que la visión limitada produce (lógicamente) un observador o sujeto y la objetivizacion de lo observado… las características que atribuimos a lo que observamos genera sus limites mismos incluyendo la forma en que nos observamos a nosotros mismos, y las categorías con que medimos y observamos la realidad, es así como el tiempo, el espacio y todo lo que desde una perspectiva moderna consideramos objetivo dependen absolutamente del valor que le atribuimos y esto es sabido a nivel de sentido común de los niños y adolescentes, pero negado por quienes viven del valor de objetividad que pueden otorgar convenidamente a los objetos que estudian o producen y el otro lado del sentido común se rige por estos criterios y les otorga conciente o inconcientemente carácter de principios absolutos.

Podríamos hacer un paralelismo en relación a esta perspectiva de visión trascendente con el principio de profundidad de campo de la fotografía, principio que indica los limites de focalización de la imagen, y como las cámaras reflex tienen una profundidad de campo limitada y determinada por la configuración de su foco, que funciona excluyendo lo cercano por lo lejano y viceversa, mientras el principio antiguo de cámaras estenopéicas (que solo implica el uso de un orificio o estenopo en una estructura oscura en cuyo fondo se refleja la imagen) no concentra la entreda de luz excluyendo parte de la imagen proyectada sino que recibe la totalidad de la luz reflejada en la imagen frente a la que se encuentra.

Definiremos una fuerza inconciente que parasita de nuestro potencial de estar presentes y concientes en la realidad de manera cabal y me referiré a ella con el nombre de inercia. La inercia es una fuerza que afirma negando y niega afirmando, confrontada en si misma, es la energía del roce, de lo que esta en conflicto constituye el conflicto y se alimenta del conflicto. Es la fuerza de la opocision dicotómica que mantiene al observador lejos de la perspectiva conciente o trascendental del sujeto, identificándolo con la situación de conflicto a nivel somático o con las estructuras y categorías de pensamiento a nivel mental, los criterios que definen (forman) la realidad como la conocemos. Esta identificación con criterios que a través de la socialización y la respuesta a estímulos repetitivos van condicionando nuestra relación con el medio esta sustentada en reflejos de respuesta endocrinos y hormonales, que no son instintivos sino socialmente adquiridos, y que derivan nuestra energía psíquica o nivel de atención de un estado de alerta y cogniciente en el presente continuo de acuerdo a la armonía sistémica en que se desarrolla el existir a solo reaccionar repetitivamente en base a estímulos anteriores, mecanizando nuestro existir y perdiendo el poder creador que nos es propio.

Es así como por ejemplo una situación de conflicto siempre deja afuera variables desde una perspectiva excluyente, dicotomizada y dialectica. Pero el observador que es capaz de percibir la manifestación de estas estructuras subjetivas que condicionan la percepción y esta en si mismo ajeno a ellas, es capaz de en el momento en que toma posición y altura de visión frente a lo dicotómico, al volverse testigo de lo que esta dividido, se encuentra a si mismo conciente o inconcientemente mas allá de lo dividido, y trasciende por lo alto solo por tomar posición critica frente a los factores subjetivos que lo condicionan, dejando atrás esa confrontación, encontrando encontranse en su relación con el contexto desde una perspectiva amplia y desligada de objetivaciones que parcelen y parcialicen su relación con la alteridad y el contexto sino situando su manifestación en su ser parte (pertenecer) y ser testigo (ver-sentir) en un momento del presente continuo que es un instante del infinito y cuya finitud limitación o densidad depende de los valores mentales que sean atribuidos a lo observado y que produce la objetivación del sujeto al delimitarse, definirse, a si mismo y de la realidad al ser objetivada por el.

Nominem mater morphes

Entonces en la definición esta el límite, Numa y rupa recitan los vedas (principios universales de nombre y forma que niegan el carácter absoluto de la realidad divina) y toda partícula de espíritu, significado y sentido, que sea materializado en pos de valores finitos puede ser liberado en pos del infinito al que pertenece como contexto verdadero, y siempre presente, inmanente y trascendente a la vez. Cambiar de perspectiva de visión es una cualidad fundamental e irrenunciable de nuestro libre albedrío o capacidad cognitiva y de contacto con la realidad, de decidir, momento a momento cuales de las infinitas posibilidades de percepciones y realidades construir y descubrir. Las dialécticas subjetivas y objetivas de dominación solo son válidas en tanto son legitimadas por ambos dominadores y dominados y ambos son igual de esclavos de la dinámica inerte de dominación en si misma, se constituye en un círculo vicioso que no tiende al avance y relación simbiótica sino permanece en pos de mantenerse en el tiempo sin reflejar un verdadero desarrollo sistémico en tanto avance en beneficio de las partes que componen su funcionamiento, en una perspectiva enajenada y enajenante y evidente doble vinculo de la relación de poder, como entre el que domina y el que es dominado no solo existe su relación de desigualdad sino como sobre ambos se yergue la dominación en si como dinámica de falso contexto, encegueciendo a ambos, enajenando a ambos, amos y esclavos victimas de la dinámica de esclavización (en condiciones aparentemente mas ventajosas para unos que otros en lo evidente) en ambos la falsa noción de si mismo les impide el natural proceso de trascender propio del sujeto humano cogniciente-sintiente.

El clásico problema sociológico mencionado pero no tratado por Marx y Weber que dice que “la racionalización de las relaciones sociales produce irracionalidad en la vida cotidiana” es un producto de la lógica dicotómica anteriormente descrita y como los limites impuestos racionalmente excluyendo y reprimiendo por un lado y fomentando la enajenación por otro produce innegablemente seres en constante conflicto consigo mismos y con su medio dado el alto nivel de frustración y tensión producto del constante conflicto producido por una realidad sobrepuesta a fuerza y violentamente sobre nosotros.

Jiddu Krishnamurti habla como entre las distintas formas de acción violenta esta el obedecer. Obedecer se constituye como acto violento desde el momento en que nuestra voluntad en conducida e inducida a manifestaciones que no nacen necesariamente de nuestro propio impulso creativo y conciente sino que se limitan a lo reiterativo y condicionado.

El paradigma industrial de consumo con la producción en serie como dinámica de trabajo partir del s.xix que se refleja en cada uno de los aspectos de la sociedad en tanto proveedora de bienes, no solo coarta al trabajador que ve su fuerza de trabajo restringida o exigida a lo que podríamos llamar una mecanización que produce no solo gran cantidad de estrés sino que limita a la repetición bajo el concepto de monetarizar el factor tiempo, abstrayendo al individuo de no solo de su dimensión creativa material en tanto disposición fisiológica y corporal (ergonómica) al bienestar y a la creación de lo nuevo que podría nacer de su percepción de ese momento único sino también de su capacidad reflexiva creativa de concebir el mundo y a si mismo de otras formas. Incluso es asombroso como los movimientos obreros con todo lo que han logrado en su intento de humanizar las condiciones de los mismos creen que encuentran su límite en el peligro de concebir el lugar de si mismos no como hombres creadores totales sino como obreros, legitimando así la estructura de dominación objetiva y subjetivamente, en vez de fortalecer su capacidad inquisitiva para plantearse la pregunta de que son, invitandolos a descubrir su latentes ilimitadas capacidades creativas y perceptivas humanas y posibilidad de acceso a otros modos de vida.